La hipertensión arterial (HTA) es una de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes. Se define como un aumento en la presión de los vasos sanguíneos de forma persistente, por encima de 140/90 mm de Hg, que a lo largo del tiempo puede llegar a deteriorarlos. La prevalencia de la misma aumenta con la edad (el 50 % de personas mayores de 65 años pueden verse afectados).
Se considera una entidad que no da lugar a síntomas de forma general, es silenciosa. Sin embargo, puede tener importantes consecuencias a largo plazo si no se aborda adecuadamente.
Existen diferentes grados en función de las elevación de la presión arterial, pero todos ellos se asocian con un mayor riesgo de enfermedades y mortalidad cardiovascular, cerebrovascular y renal. Cuanto mayores sean las cifras, mayor es la mortalidad y la morbilidad.
Además, según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 80 % de las enfermedades cardiovasculares son potencialmente prevenibles con cambios en el estilo de vida. Se han relacionado como factores de riesgo distintos hábitos en la alimentación, la obesidad, el sedentarismo y el estrés.